Hay anarquistas, los que se oponen a la civilización y que
la apoyan, que insisten que uno debe escoger el uno o el otro. Consideran que
la creatividad humana y el desarrollo tecnológico son equivalentes - usando la
misma lógica mala que considera el arco y la flecha de los pigmeos como
parecido al ordenador y las fábricas. Es mejor ignorar a estos pensadores de
poca profundidad pero no a la naturaleza de la creatividad humana.
Rechazo los conceptos de la naturaleza humana y ser de especie. El primero es un
concepto religioso que está mejor en el basurero de la historia con dioses,
fantasmas y duendes. El segundo es un intento de convertir al primero en
concepto científico, aun falla cuando uno se da cuenta que la especie es una invención
de convivencia para la meta de clasificación biológica. Transformar esta abstracción
en una entidad que está encima de tú y yo y de la que formamos parte, es
misticismo absurdo. Entonces cuando hablo de la creatividad, hablo de la
creatividad de cada individuo en si a proyectar la vida y las interacciones que
desea y por lo tanto transformar su ambiente en la forma que les place. En
otras palabras, la creatividad es la que expresa dentro uno de nosotros (lo que
es único), la diferencia fundamental que nos distingue de cada otro ser.
La creatividad, esta expresión de la singularidad de cada individuo, requiere
un mundo lleno de otros individuos únicos y de cosas con cualidades con las que
el creador interactúa para transformar su ambiente. Pero estas cosas también
ponen límites naturales a la creatividad. No importa cuánto quiera hacerlo, no
puedo aletear mis brazos y volar como un ave ni dar una vuelta en el piso del
océano por dos horas sin protección ni cortar una piedra con una hoja de hierba
sino en mis sueños. Pero los límites naturales de mi creatividad dejan un
amplio alcance de posibilidades que parecen infinitas. Los límites sociales que
están puestos a mi creatividad son los límites que son realmente restringentes.
Estos límites son los que definen la cultura, restringen mis capacidades. Mis
brazos que son naturalmente limitados en su fuerza están ahora también
encadenados; mis ojos con su visión miópica debe ahora tratar de mirar también
con los ojos vendados; mi voz debe ahora tratar de cantar a través de una
mordaza. Mi poder a crear ha sido usurpado por la sociedad y transformado al
trabajo productivo y al consumo, estoy hecho en una rueda dentada de la maquina
social.
No hay duda que la civilización es una transformación del ambiente natural y la
tecnología es la herramienta que realiza esa transformación. Pero es una transformación
que confina el individuo, la creatividad y la singularidad. Su meta es el
absoluto control social a través de un ambiente totalmente controlado - cada
deseo dirigido hacia los artículos de consumo que representa su realización;
cada pasión bien restringida; cada conflicto bien manejado y llevado a un
convenio que garantiza la mediocridad continua; cada acción transformada en una
reacción puntual de una maquina bien afinada. El sistema tecnológico transforma
el mundo de tal manera totalitaria, no simplemente porque está en las manos de
una clase gobernante, pero porque fue desarrollado por esta meta desde el
comienzo, no solamente por la transformación del ambiente, sino su control
total. Desde la época del comienzo de la agricultura, la tecnología ha sido
cibernética - es decir, la tentativa autoritaria a crear sistemas de control automático.
No me interesa ser una rueda dentada de una maquina gigantesca, tampoco me
interesan las transformaciones hechas por esa máquina hechas por esa máquina
que transforme el mundo en una masa homogeneizada. Quiero crear mi propia vida,
mis propias interacciones y mis propios proyectos. Este deseo inevitablemente
me pone en conflicto con la civilización y su máquina tecnológica y de hecho
con cada forma de sociedad. Porque solo con la destrucción de estos monstruos
gigantescos, insensibles y restringentes florezca mi singularidad fundamental
con toda su maravilla para que pueda apreciar la maravillosa diferencia de cada
ser que encuentro.
Pero si vamos a destruir las restricciones sociales de nuestra creatividad y
las reemplazamos con las restricciones morales de los Deep Ecologists
(ecologistas profundos) que se encenagan en el auto odio humanístico en el
nombre de su ideología biométrica, somos bobos. ¿Por qué debo negarme a la
maravilla de un mundo de individuos que aprecian sus propias diferencias entre
ellos, juntándose separándose y peleándose con pasión, haciendo pequeños
paraísos que se transforman, crecen y desaparecen, solas o unidas como cada
cual desea? Ocasionalmente he visto de reojo este mundo mientras hago proyectos
con amigos. En este mundo social que se empeña en negarme todo, rehusó esta
babosa opción y lucharé con toda mi fuerza en contra de cada sistema y cada restricción
moral que bloquea el camino de mi deseo a crearme una vida de maravilla en este
mundo.
Willful Disobedience Nº5