Vicente Rojas Lizcano (Chinácota,
Colombia, 1879 – Pamplona, Colombia, 1943), llamado Biófilo Panclasta, fue un escritor,
activista político y anarquista individualista colombiano. En 1904 comenzó a
utilizar el seudónimo con el que sería reconocido: Biófilo, amante de la vida,
y Panclasta, enemigo de todo. Estuvo en más de cincuenta países avivando las
ideas anarquistas y participando en manifestaciones obreras y sindicales, en
las que pudo entablar amistad con personajes como Kropotkin, Máximo Gorki y Lenin.
- La vida es la única verdad real, vivirla es nuestro destino, mostrarla desnuda es nuestro único deber.
- Yo no quiero que nadie me presente: Biófílo presenta a Panclasta.
- Los colombianos somos en otra tierra parias del derecho.
- Ocultar un prisionero es como ocultar una chispa.
- Lo que se le arroje para esconderla, con el tiempo, que todo lo seca, solo servirá de combustible.
- Yo no soy un anarquista, yo soy yo.
- No dejo una religión por otra, un partido por otro, un sacrificio por otro.
- Yo soy un espíritu liberado, egoísta. Yo obro como yo siento. Yo no tengo más causa que la mía.
- Me repugna tanto gobernar como ser gobernado; cada hombre debe ser su camino; ni sigo a nadie y no quiero que nadie me siga.
- Mi lucha por la libertad, no es sino la pasión por la libertad.
- Mi amor hacia todo lo que tiene vida no es sino un sentimiento de placer, reflejo prolongado hacia el infinito.
- Mi odio a los tiranos no es sino el desarrollo mentalizado del instinto de defensa por la conservación.
- Por eso he obrado siempre como he sentido.
- No creo ni afirmo nada. Vivo.
- Obedezco a la fatalidad, obro con ella y la ayudo.
- ¿Podré ser propagandista cuando me falta la fe?
- En consecuencia, yo no propongo nada.
- Vengo de todas y de ninguna parte.
- Solo puedo decirle que vengo del mundo.
- Soy como el sándalo: perfumo el hacha que me hiere.
- La critica no es sino la comparación de gustos.
- Dos seres de igual naturaleza al juntarse crecen en cantidad pero no en esencia.
- Y el alma es cabalmente eso: una esencia eternamente renovada.
- El amor es fuego y el fuego devora lo que quiere ocultarlo.
- El día en que la vida deje de serme fiel, la destruyo.
- Cualquier mujer, afirman los ginecólogos, es siempre mejor que la propia.
- Los pueblos como los hombres tienen letargos enervantes; pero las noches no son eternas ni en las regiones polares, y tras toda noche nace una aurora.
- Más vale un hecho que cien mil derechos.
- No obstante mi independencia considero que debo libertarme de los tormentos que me afligen.
- Por última vez y al borde de la tumba niego la existencia de Dios.
- Las noches no son eternas.
- El dolor es quizá más inconstante que el placer, porque éste podemos artificiarlo y aquel no.
- Me repugnan los seres que se quejan.
- Quejarse es declararse débil.
- La grandeza no está en las cosas, sino en el individuo.
- Yo no aspiro a la presidencia de la República pero me defiendo de quien a son de ese título quiera dominarme.
- Yo no transijo con las pequeñas debilidades.
- No tengáis deberes. Dejad esa tarea a los moralistas.
- La revolución social es un gran grito de dolor.
- Es la queja de cien siglos de ignominia.
- El amor no es otra cosa que la comunicación inconsciente de la vida.
- Una idea no es sino la resultante de dos extremos absolutos que chocan. La chispa de dos nubes que se encuentran.
- Ser grande es ser todo. El hombre puede ser todo.
- Unirse es agigantarse. Comunicarse es fundirse.
- La vida es una especie de agradecimiento mutuo.
- Sentirse solo es sentirse inútil.
- Los revolucionarios son vengadores casi siempre inconscientes.
- Ser perseguido es ser temido.
- Ser maestro es ser tirano.
- Yo aún bajo paredes me creo y soy libre.
- La revolución soy yo.