A B. Rosales de la Rosa
Barranquilla.
Comunicarse es agrandarse. El amor no es otra cosa que la
comunicación inconsciente de la vida. ¿Y habrá algo más sentido, que el amor?
Lo bueno, ha dicho Nietszche, es el sentimiento que el poder agranda cuando una resistencia es vencida.
Ser grande es ser todo. El hombre puede ser todo. Unirse es
agigantase. Comunicarse es fundirse. Hablar para expresar el pensamiento es
acrecentar el pensamiento. Expresar el sentimiento, ora por medio de la
palabra, ya por medio de las artes, de la música, es ensanchar el alma hasta los limites
que estreche la capacidad de nuestra potencia psíquica. El pensamiento es
infinito, pero como la fuerza de atracción de los cuerpos, necesita una masa repulsiva que equilibrando tendencias, forme el punto neutro, aquel que
requiere la oposición de otro pensamiento para ser fuerza. Una idea no es sino
la resultante de dos extremos absolutos que chocan. La chispa de dos nubes que
se encuentran. Yo no sé si el pensador o el artista necesita más de sus oyentes
que estos de aquellos.
La vida es una especie de agrandecimiento continuo. Esa
lucha cruel de que nos habla Darwin es la prueba. Cada uno lucha por
agrandarse. Así el individuo no es sino la prueba del socialismo como el
egoísmo no es otra cosa que la del altruismo. El egoísmo está determinado por
la necesidad hambre y el panismo por la necesidad amor. ¿Para qué se alimenta
el hombre? Para dar vida a otros seres. Por eso la filosofía anarquista
individualista me repugna tanto como la socialista-conservadora. Una y otra se
inclinan a extremos absolutos. Y el hombre ni es socializable meramente ni
meramente individualista. El hombre es el más sociable de los animales y a su
vez el más individualista. Y de aquí que yo no me llame ni
"anarquista" como Mackay ni comunista como Grave. Yo históricamente
soy un radical socialista.
Como esta carta no es sino el exordio de una serie de
epístolas que sobre asuntos políticos sociales os dirigiré, no me extenderé hoy
más. Para la próxima ocasión esperad lo que las circunstancias me permitan
enviaros. Y ahora au revoir.
Respecto a las consecuencias que haya traído mi expulsión
solo os diré que en estos días saldré expulsado de esta para Santo Domingo;
enviadme a esa vuestro periódico y los que podáis. Yo de mi parte os mandaré mi
El Anticristo.
Vuestro compatriota.
Biófilo Panclasta 15/
Nuevo rumbo, No. 52, Barranquilla: (22, mayo, 1910); p. 2.