1. ¿Qué quiere decir la palabra "situacionista"?
Define una actividad que pretende producir las situaciones, y no conocerlas en
función de un valor explicativo o de cualquier otro tipo, a todos los niveles
de la práctica social y de la historia individual. Reemplazamos la pasividad
existencial por la construcción de los momentos de la vida, y la duda por la
afirmación lúdica. Hasta el momento los filósofos y los artistas no han hecho
más que interpretar las situaciones; se trata ahora de transformarlas. Puesto
que el hombre es el producto de las situaciones que atraviesa, le conviene
crear situaciones humanas. Aunque el individuo está definido por la situación
tiene el poder de crear situaciones dignas de su deseo. Con esta perspectiva
deben fundirse y realizarse la poesía (la comunicación como logro del lenguaje
en una situación), la apropiación de la naturaleza y la liberación social
completa. Nuestro tiempo va a reemplazar la frontera fija de las situaciones
límite, que la fenomenología se ha complacido en describir por la creación
práctica de situaciones; esta frontera va a desplazarse permanentemente con el
movimiento histórico de nuestra realización. Buscamos una fenomenopraxis. No
dudamos de que éste será el motivo fundamental del movimiento de liberación
posible en nuestro tiempo. ¿Qué es lo que hay que poner en situación? A
diferentes niveles, puede tratarse del planeta, o de la época (una civilización
en el sentido de Buckhardt, por ejemplo), o un momento de la vida individual.
¡Allez, la musique! Los valores de la cultura pasada y las esperanzas de
realizar la razón en la historia no tienen continuación posible. Lo demás se
descompone. El término situacionista, en el sentido de la Internacional
Situacionista, es exactamente lo contrario de lo que se llama ahora en
portugués "situacionista", es decir, partidario de la situación
existente, por consiguiente del salazarismo.
2. La Internacional situacionista, ¿es un movimiento político?
La expresión "movimiento político" oculta hoy la actividad especializada
de jefes de grupos y de partidos que extraen de la pasividad organizada de sus
militantes la fuerza opresora de su futuro poder. La I. S. no quiere tener nada
que ver con el poder jerárquico en cualquier forma que se presente. No es por
consiguiente un movimiento político ni una sociología de la mistificación
política. La I.S. se propone ser la más alta expresión de la conciencia
revolucionaria internacional, esforzándose por aclarar y coordinar los actos de
negación y los signos de creatividad que definen los nuevos contornos del
proletariado, la voluntad irreductible de emancipación. Incardinada en la
espontaneidad de las masas, una actividad semejante es incontestablemente
política, a menos que se cuestione esta cualidad a los propios agitadores. A medida
que aparecen nuevas corrientes radicales en Japón (el ala extremista del
movimiento Zengakuren), en el Congo o en la clandestinidad española, la I. S.
les presta apoyo crítico, y por consiguiente procura ayudar prácticamente. Pero
contra todos los "programas transitorios" de la política
especializada, la I. S. se remite a una revolución permanente de la vida
cotidiana.
3. La Internacional situacionista, ¿es un movimiento artístico?
Gran parte de la crítica situacionista de la sociedad de consumo consiste en
mostrar hasta qué punto los artistas contemporáneos, al abandonar la riqueza
contenida, cuando no fue explotada, en la superación del arte durante el
periodo de 1910-25, se condenaron en su mayoría a hacer arte como si hiciesen
negocios. Los movimientos artísticos no son desde entonces más que ecos
imaginarios de una explosión que nunca ocurrió, que amenazó y amenaza todavía
las estructuras de la sociedad. La conciencia de semejante abandono y de sus
implicaciones contradictorias (el vacío y la voluntad de retorno a la violencia
inicial), hizo de la I.S. el único movimiento que pudo, englobando la
supervivencia del arte en el arte de vivir, responder al proyecto del arte
auténtico. Somos artistas sólo porque ya no lo somos: venimos a realizar el arte.
4. La internacional situacionista, ¿es una manifestación nihilista?
La I. S. niega el rol, que es todo lo que se está dispuesto a reconocerle en el
espectáculo de la descomposición. La superación del nihilismo pasa por la
descomposición del espectáculo, y es de esto de lo que la I.S. quiere ocuparse.
Todo lo que se elabora y se construye fuera de semejante perspectiva no tiene
necesidad de la I. S. para destruirse a sí mismo; pero también es cierto que,
en todos los lugares de la sociedad del consumo, los terrenos vagos del
socavamiento espontáneo ofrecen a los nuevos valores un campo de
experimentación que la I. S. no puede dejar de lado. No podemos construir más
que sobre las ruinas del espectáculo. En todas partes, la previsión
perfectamente fundada de una destrucción total obliga a no construir nunca más
que a la luz de la totalidad.
5. ¿Las posiciones situacionistas son utópicas?
La realidad rebasa la utopía. Entre la riqueza de las posibilidades técnicas
actuales y la pobreza de su uso por parte de los dirigentes de todo tipo no hay
más que tender un puente imaginario. Queremos poner el equipamiento material a
disposición de la creatividad de todos, como tratan de hacer las masas en todas
partes en el momento de la revolución. Es un problema de coordinación, o de
táctica, como se quiera. Todo lo que nosotros proponemos es realizable, sea
inmediatamente o sea a corto plazo, desde el momento en que comiencen a ponerse
en práctica nuestros métodos de investigación y de actividad.
6. ¿Juzgáis necesario llamaros así, "situacionistas"?
En el orden existente, donde las cosas ocupan el lugar de los hombres, toda
etiqueta es comprometedora. Sin embargo, la que hemos elegido lleva en sí su
propia crítica, aunque sea sumaria, por cuanto se opone a aquella otra de
"situacionismo" que otros nos han aplicado, que desaparecerá en
cuanto cada uno de nosotros sea situacionista a tiempo completo y ya no
proletario que lucha por el fin del proletariado. Por lo pronto, por ridícula
que pueda ser, tiene el mérito de abrir una tajo entre la antigua incoherencia
y una exigencia nueva. Lo que más falta hacía a la inteligencia desde hace años
es precisamente este tajo.
7. ¿Cuál es la originalidad de los situacionistas, en tanto que grupo
delimitado?
Nos parece que hay tres puntos principales que justifican la importancia que
nos atribuimos como grupo organizado de teóricos y experimentadores. En primer
lugar, hacemos por primera vez una crítica nueva y coherente de la sociedad que
se desarrolla actualmente desde un punto de vista revolucionario; esta crítica
está profundamente arraigada en la cultura y el arte de este tiempo y mantiene
sus claves (evidentemente, este trabajo se encuentra lejos de estar acabado).
En segundo lugar, practicamos una ruptura completa y definitiva con todos
aquellos que nos obligan ella, y en cadena. Esto es necesario en una época en
que se imbrican sutilmente diversas formas de resignación y son solidarias. En
tercer lugar, inauguramos un nuevo estilo de relación con nuestros
"partidarios". Rechazamos totalmente el discipulado. No nos interesa
más que la participación en su grado más alto; y dejar campar en el mundo a las
personas autónomas.
8. ¿Por qué no se habla de la I.S.?
Se habla con bastante frecuencia entre los poseedores especializados del
pensamiento moderno en liquidación, pero se ha escrito muy poco. En un sentido
más general, se debe a que nosotros rechazamos el término
"situacionismo", que sería la única categoría susceptible de
introducirnos en el espectáculo reinante, integrándonos en forma de doctrina
fijada contra nosotros mismos, en forma de ideología en el sentido de Marx. Es
normal que el espectáculo que nosotros negamos nos niegue. Se habla desde luego
de los situacionistas en tanto que individuos para intentar separarlos de la
contestación del conjunto, sin la cual por otra parte no serían unos individuos
tan "interesantes". Se habla de los situacionistas cuando dejan de
serlo (las variedades rivales de "nashismo", en varios paises, tienen
únicamente en común la fama que les proporciona fingir mentirosamente que
mantienen una relación de cualquier tipo con la I.S). Los perros guardianes del
espectáculo retoman sin especificarlo fragmentos de la teoría situacionista
para volverlos contra nosotros. Se inspiran, como es normal, en la lucha por la
supervivencia del espectáculo. Necesitan por tanto ocultar la fuente, es decir
la coherencia de tales "ideas", y no sólo por vanidad de plagiario.
Además, los intelectuales vacilantes no osan hablar abiertamente de la I.S.
porque hablar implica una mínima toma de partido: decir claramente lo que se
niega en contrapartida a lo que se mantiene. Muchos creen erróneamente que
haciéndose los tontos podrán librarse de su responsabilidad hasta más tarde.
9. ¿Cuál es vuestro apoyo al movimiento revolucionario?
Por desgracia no hay tal movimiento. La sociedad contiene contradicciones,
ciertamente, y cambia. Lo que permite, de una forma siempre nueva, posible y
necesaria, una actividad revolucionaria que actualmente no existe, o en todo
caso no existe en forma de movimiento organizado. Por consiguiente no se trata
de "apoyar" un movimiento semejante, sino de construirlo: de
definirlo y de experimentarlo inseparablemente. Decir que no hay un movimiento
revolucionario es el primer acto indispensable en su favor. El resto es la
revocación ridícula del pasado.
10. ¿Sois marxistas?
Tanto como Marx cuando dice:"Yo no soy marxista".
11. ¿Existe alguna relación entre vuestras teorías y vuestra vida real?
Nuestras teorías no son otra cosa que la teoría de nuestra vida real y de la
posible experimentación o tanteo dentro de ella. Por fragmentarios que sean,
hasta el nuevo orden, los campos de actividad disponibles, hacemos lo que
podemos. Tratamos al enemigo como enemigo, esto es un primer paso que
recomendamos a todo el mundo como aprendizaje acelerado del pensamiento. Por lo
demás, huelga decir que apoyamos incondicionalmente todas las formas de
libertad de las costumbres, todo lo que la canalla burguesa o burocrática llama
libertinaje. Excluimos evidentemente preparar la revolución de la vida
cotidiana mediante el ascetismo.
12. Los situacionistas ¿son la vanguardia de la sociedad del ocio?
La sociedad del ocio es una apariencia que recubre un cierto tipo de
producción-consumo del espacio-tiempo social. Si el tiempo de trabajo
productivo propiamente dicho se reduce, el ejército de reserva de la modalidad
industrial trabajará en el consumo. Todo el mundo es sucesivamente obrero y
materia prima en la industria de las vacaciones, del ocio, del espectáculo. El
trabajo existente es el alfa y el omega de la vida existente. La organización
del consumo, además de la organización de los placeres, debe equilibrar
exactamente la organización del trabajo. El "tiempo libre" es una
medida irónica en el curso de un tiempo prefabricado. Rigurosamente, este
trabajo no podrá ofrecer más que este ocio tanto para la élite ociosa -en
realidad, cada vez menos ociosa- como para las masas que acceden al ocio momentáneo.
Ninguna barrera de plomo puede aislarnos, ni un fragmento de tiempo ni el
tiempo completo de un fragmento de la sociedad, de la radioactividad que
difunde el trabajo alienado; sólo lo haría en el sentido de conformar la
totalidad de los productos y de la vida social, así y no de otra forma.
13. ¿Quién os financia?
No hemos tenido nunca otra financiación, y de una forma extremadamente
precaria, que nuestro propio empleo en la economía cultural de la época. Dicho
empleo está sometido a esta contradicción: tenemos capacidades creativas para
obtener un "éxito" casi seguro; pero tenemos una exigencia tan
rigurosa de independencia y de perfecta coherencia entre nuestro proyecto y
cada una de nuestras realizaciones actuales (p. e. nuestra definición de una
producción artística antisituacionista) que somos casi totalmente inaceptables
para la organización dominante de la cultura, hasta en las cuestiones más
secundarias. El estado de nuestros recursos se deduce de este componente. Ver a
propósito de esto lo que hemos escrito en el nº 8 de esta revista (1964) sobre
"los capitales que no faltaron jamás a las empresas nashistas" y en
cambio nuestras condiciones.
14. ¿Cuántos sois?
Unos pocos más que el núcleo inicial de guerrilla de Sierra Maestra pero con
menos armas. Unos pocos menos que los delegados que estuvieron en Londres en
1864 para fundar La Asociación Internacional de Trabajadores, pero con un
programa más coherente. Tan firmes como los griegos de las Termópilas pero con
un porvenir mejor.
15. ¿Qué valor atribuís a un cuestionario como éste?
Se trata manifiestamente de una forma de diálogo ficticio que hoy se hace
obsesiva con las psicotécnicas de la integración en el espectáculo (la
pasividad gozosamente asumida bajo un disfraz torpe de "participación",
de actividad superficial). Pero podemos mantener posiciones exactas a partir de
una interrogación incoherente, reificada. En realidad estas posiciones no
"responden", puesto que no se remiten a las preguntas, sino que las
remiten. Son respuestas que deberían transformar las preguntas, de forma que el
verdadero diálogo pudiera comenzar después de estas respuestas. En el presente
cuestionario, todas las preguntas son falsas; pero nuestras respuestas son
verdaderas.
Publicado en Internationale Situationiste # 9 (1964). Traducción extraída de
Internacional Situacionista vol. II: La supresión de la política, Madrid,
Literatura Gris, 2000.