La pregunta
viene arrastrada
de un carnaval sediento
en medio del desierto.
La pregunta sin rostro
bordada en los cojines
o en las colchonetas,
o donde sea que el humano
apoye su cabeza.
¿Vendrá a nosotros
la voz deshecha del universo
y dirá (mientras todos levantamos la cabeza)
“Siento que hayan nacido
donde las moscas hacen su nido
y hayan despertado
con el hedor de la carne podrida”?
¿Dios? diremos...
y nuestro eco
ni siquiera volverá
a nuestros oídos.
Nuestro silencio,
es eterno.
El eterno es nuestro Dios
Y lo nuestro,
es la sordera.