Yo Crearé mi propio paraiso

Publicado el 05 febrero 2014

Hay anarquistas, los que se oponen a la civilización y que la apoyan, que insisten que uno debe escoger el uno o el otro. Consideran que la creatividad humana y el desarrollo tecnológico son equivalentes - usando la misma lógica mala que considera el arco y la flecha de los pigmeos como parecido al ordenador y las fábricas. Es mejor ignorar a estos pensadores de poca profundidad pero no a la naturaleza de la creatividad humana.

Rechazo los conceptos de la naturaleza humana y ser de especie. El primero es un concepto religioso que está mejor en el basurero de la historia con dioses, fantasmas y duendes. El segundo es un intento de convertir al primero en concepto científico, aun falla cuando uno se da cuenta que la especie es una invención de convivencia para la meta de clasificación biológica. Transformar esta abstracción en una entidad que está encima de tú y yo y de la que formamos parte, es misticismo absurdo. Entonces cuando hablo de la creatividad, hablo de la creatividad de cada individuo en si a proyectar la vida y las interacciones que desea y por lo tanto transformar su ambiente en la forma que les place. En otras palabras, la creatividad es la que expresa dentro uno de nosotros (lo que es único), la diferencia fundamental que nos distingue de cada otro ser.

La creatividad, esta expresión de la singularidad de cada individuo, requiere un mundo lleno de otros individuos únicos y de cosas con cualidades con las que el creador interactúa para transformar su ambiente. Pero estas cosas también ponen límites naturales a la creatividad. No importa cuánto quiera hacerlo, no puedo aletear mis brazos y volar como un ave ni dar una vuelta en el piso del océano por dos horas sin protección ni cortar una piedra con una hoja de hierba sino en mis sueños. Pero los límites naturales de mi creatividad dejan un amplio alcance de posibilidades que parecen infinitas. Los límites sociales que están puestos a mi creatividad son los límites que son realmente restringentes. Estos límites son los que definen la cultura, restringen mis capacidades. Mis brazos que son naturalmente limitados en su fuerza están ahora también encadenados; mis ojos con su visión miópica debe ahora tratar de mirar también con los ojos vendados; mi voz debe ahora tratar de cantar a través de una mordaza. Mi poder a crear ha sido usurpado por la sociedad y transformado al trabajo productivo y al consumo, estoy hecho en una rueda dentada de la maquina social.

No hay duda que la civilización es una transformación del ambiente natural y la tecnología es la herramienta que realiza esa transformación. Pero es una transformación que confina el individuo, la creatividad y la singularidad. Su meta es el absoluto control social a través de un ambiente totalmente controlado - cada deseo dirigido hacia los artículos de consumo que representa su realización; cada pasión bien restringida; cada conflicto bien manejado y llevado a un convenio que garantiza la mediocridad continua; cada acción transformada en una reacción puntual de una maquina bien afinada. El sistema tecnológico transforma el mundo de tal manera totalitaria, no simplemente porque está en las manos de una clase gobernante, pero porque fue desarrollado por esta meta desde el comienzo, no solamente por la transformación del ambiente, sino su control total. Desde la época del comienzo de la agricultura, la tecnología ha sido cibernética - es decir, la tentativa autoritaria a crear sistemas de control automático. No me interesa ser una rueda dentada de una maquina gigantesca, tampoco me interesan las transformaciones hechas por esa máquina hechas por esa máquina que transforme el mundo en una masa homogeneizada. Quiero crear mi propia vida, mis propias interacciones y mis propios proyectos. Este deseo inevitablemente me pone en conflicto con la civilización y su máquina tecnológica y de hecho con cada forma de sociedad. Porque solo con la destrucción de estos monstruos gigantescos, insensibles y restringentes florezca mi singularidad fundamental con toda su maravilla para que pueda apreciar la maravillosa diferencia de cada ser que encuentro.

Pero si vamos a destruir las restricciones sociales de nuestra creatividad y las reemplazamos con las restricciones morales de los Deep Ecologists (ecologistas profundos) que se encenagan en el auto odio humanístico en el nombre de su ideología biométrica, somos bobos. ¿Por qué debo negarme a la maravilla de un mundo de individuos que aprecian sus propias diferencias entre ellos, juntándose separándose y peleándose con pasión, haciendo pequeños paraísos que se transforman, crecen y desaparecen, solas o unidas como cada cual desea? Ocasionalmente he visto de reojo este mundo mientras hago proyectos con amigos. En este mundo social que se empeña en negarme todo, rehusó esta babosa opción y lucharé con toda mi fuerza en contra de cada sistema y cada restricción moral que bloquea el camino de mi deseo a crearme una vida de maravilla en este mundo.


Willful Disobedience Nº5

Unknown
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