I.
Últimamente se está generando una
gran confusión entre individualismo e insurreccionalismo, como si fuesen la
misma cosa. Pero como yo lo veo el insurreccionalismo es más una hipótesis
estratégica que una metafísica política. Por ejemplo el partido de los años 70
“Potere Operaio” (Poder Obrero) en su himno cantaba “Estado y patrones
atención, nace el partido de la insurrección”. Al fin y al cabo eran
“comunistas insurreccionalistas” y por añadidura reivindicaban ser el “partido
de la insurrección”.
Tomemos como ejemplo a la
principal organización anarquista insurreccionalista de los años 70 en Italia,
“Azione Rivoluzionaria” (Acción Revolucionaria). Esta, en sus reivindicaciones,
tuvo la lucidez de anticipar temas como la destrucción de las metrópolis, la crítica
de la mitología del proletariado industrial y la clase obrera, así como la
crítica a lo que Leopardi llamo “la magnífica suerte y progreso” del
positivismo científico burgués, por lo demás típico también del determinismo
marxista. Una extraordinaria organización anarquista, quizás la primera
organización armada postmoderna, que 20 años antes anticipó el primitivismo. En
sus reivindicaciones usaban indistintamente la palabra “anarquía” y la palabra
“comunismo” como sinónimos. En su documento principal, enviado a dos revistas,
una anarquista y la otra comunista, usaban ambos términos en función del
destinatario. Ya fuese “anarquía” o “comunismo”, para ell@s significaban una
sociedad sin propiedad privada, ni explotación, ni Estado, ni patrones, ni cárceles,
ni metrópolis, ni contaminación, etc.
En cambio, últimamente hay
compañer@s, como l@s héroes pres@s grieg@s de las Células de Fuego, que se
definen explícitamente como “nihilistas”, “antisociales” y “antiorganizativ@s”.
Esta terminología también viene siendo usada por los gloriosos grupos
latinoamericanos. Por mucho que por mi parte la estima humana y política, y la
solidaridad por su heroísmo sean enormes, aunque admire y envidie su coraje y
la contribución revolucionaria que están haciendo desde sus células, no puedo
dejar de criticarl@s cuando lo estimo necesario. No conozco el idioma griego
moderno (a decir verdad tampoco el antiguo) y me parece que sus documentos son
traducidos primero al ingles y de este al italiano, por lo que dejo la puerta
abierta a la posibilidad de malentendidos. Pero si la expresión es exacta y el
significado en griego es el mismo que en italiano, no quiero renunciar a
expresar mis críticas por el lenguaje que me parece francamente “superficial”.
Espero, que de alguna manera, esta carta llegue a ell@s y puedan responderme,
incluso de forma crítica si así lo consideran. ¿Cómo se puede ser miembro de
una organización revolucionaria, por muy informal que esta sea, y al mismo
tiempo definirse “antiorganizativ@”? ¿Cómo se puede ser miembro de una
organización, aunque informal, y definirse como “antisociales”? Si estas en
ellas, al menos en la lengua que yo hablo, no eres “antisocial”.
Además esta confusión teórica y
terminológica la encontramos también en la reivindicación del atentado contra
el administrador del “Ansaldo Nucleare” Roberto Adinolfi. Un documento
inaceptable en cuanto a su discurso general, en el que cada tanto aparecen
palabras como “individualismo” y “nihilismo”, que me ponen la piel de gallina,
mientras las acompañan de palabras como “proletariado”, que también estaban
presentes en todos los documentos de los primero años de la Federación
Anarquista Informal. Esto es totalmente legitimo, dado que afirman que esta es
su primera acción y no conocen a l@s demás, pero también es legítimo
criticarles, cuando la crítica no es una condena por la acción, heroica, sino
por cuestiones teóricas.
Yo considero que
“insurreccionalismo” e “individualismo” no son sinónimos. El insurreccionalismo
es simplemente una hipótesis estratégica. Es la tésis por la que no se cree en
la denominada “revolución democrática”, no se cree en la vía electoral a la
revolución de Chávez, no se cree en la vía europea al comunismo de berlinguer.
El insurreccionalismo considera la revolución como una guerra cuyas batallas
son las insurrecciones. Piensa que primero a través de la propaganda por el
hecho, despúes con la sublevación popular de masas y al final con la revolución
se podra crear un mundo mejor. Pero esto no dice nada sobre si l@s
insurreccionalistas son individualistas o comunistas, anarquistas o
estalinistas. Por ejemplo las BR (Brigate Rose – Brigadas Rojas), hablaban de
“propaganda armada”, queriendo diferenciarse mediante su uso del término
“propaganda por el hecho” del anarquista Malatesta, aunque de hecho hablaban de
lo mismo, así que en rigor, también ell@s pueden ser considerad@s
“insurreccionalistas”, aunque estalinistas.
II.
La gran innovación teórica del
anarquismo de lengua italiana, respecto al profundo concepto de la
“informalidad”, ha sido la de superar la dicotomia entre individualismo y
comunismo, en el seno del movimiento anarquista. Esta dicotomia se desarrollaba
desde la mitad del siglo XIX, desde los tiempos de Stirner y Proudhon, Bakunin
y Neçaev. Ha sido la genialidad del compañero Alfredo maria Bonanno la que ha
superado por vez primera esta dicotomia, y por esta empresa teórico-filosófica
pasara a la historia de l@s pensador@s anarquistas.
Bonanno escribe:
“Entre l@s compañer@s anarquistas
existe una relación ambivalente con el problema de la organización. Se colocan
en dos extremos, la aceptación de la estructura permanente, dotada de un
programa bien delineado, con medios a su disposición (aunque sean escasos) y
subdividida en comisiones; y el rechazo a cualquier relación estable, incluso a
corto plazo. Las federaciones anarquistas clásicas (de viejo y nuevo cuño) y
l@s individualistas, constituyen los dos extremos de algo que busca escapar de
la realidad del enfrentamiento.”
(“Afinidad y organización
informal”, 1985)
Bonanno considera tan inútiles y
estériles, tanto el individualismo como las organizaciones burocráticas del
anarquismo social. La organización informal es la sintesis, en un cierto
sentido hegeliana, entre la antitésis individualismo y organizativismo.
En tiempos muy recientes, sobre
estas páginas virtuales (www.anarchaos.org) ha aparecido una gran
contribución de un joven y cándido compañero. Michele Fabiani ha analizado los
límites del dualismo:
“Nuestra civilización se funda
sobre el concepto del dualismo, basta pensar en los conceptos de Bien y Mal, o
en los contrarios de Heráclito, o en la lucha entre clases de la visión
marxista, o en la dialéctica hegeliana y otros muchos ejemplos que se pueden
citar. El dualismo, como todas las concepciones impuestas desde arriba y que se
pretenden aplicar a todos los fenomenos naturales, es un concepto profundamente
antilibertario, axiomático y antiexperimental. No se pueden reducir la
complejidad de motivaciones que empujan a un individuo a la rebelión y a la
conflictividad con el poder político y económico, a un simple enfrentamiento
entre “ideas” (a fin de cuentas las clases sociales son ideas). Ante todo deben
ser las ideas las producidas para representar los fenomenos de la forma más
adecuada posible; eso significa que cuando una idea no es lo suficientemente
adecuada para ello se hipotetizara una idea diferente.”
(“Experimentemos la Anarquia”,
2008)
Entre tantos dualismos, entre
derecha e izquierda, entre Estado y Capital… está el dualismo de l@s
anarquistas, entre organizador@s y antiorganizador@s:
“Es el más sentido entre l@s
anarquistas, aunque a les interese más o menos. Como todo dualismo en la era
moderna es amplificado, frente a una realidad más compleja que en el pasado se
presenta la exigencia de ideas claras: o estas libre o eres sierv@ de la
organización, o eres parte de la estructura revolucionaria o eres un elemento
irracional pequeño burgués entregad@ sólo a ti mism@. Frente a esta simplificación
yo creo que el anarquismo experimental debe probar a hipotetizar ideas
alternativas a la constricción poco libertaria del “estás conmigo o contra mí”.
Pasa un poco como con el discurso sobre la violencia, la organización puede ser
tan útil como dañina, es una cuestión de oportunidad […] Está claro que las
organizaciones “eternas” son siempre dañinas, porque como meta inmediata
tienden a buscar la supervivencia sobre todo lo demás, y por lo tanto ponen
todo lo demás en un segundo plano: no se dirigen al ataque y a la destrucción
del Estado, si este ataque pone en riesgo su propia supervivencia la condenan
como provocación. En cambio, si son útiles las organizaciones con estrategias a
medio y corto plazo, con tácticas imaginativas, innovadoras y experimentales.
Por ejemplo, organizarse contra la construcción de una incineradora creando
grupos de discusión con la población local, o bien organizaciones que tienen el
objeto de apoyar a l@s compañer@s que han terminado en prisión tras una
operación represiva, u organizaciones en el lugar de trabajo. Las “Uniones”,
como las llama Max Stirner, se deshacen cuando su objetivo se ha alcanzado,
cuando una incineradora no es construida, cuando l@s compañer@s encarcelad@s
son de nuevo libres, cuando se ha conseguido el aumento salarial por el que se
luchaba. El objetivo de l@s anarquistas no es el de conquistar el palacio del
poder para poner allí nuestra bandera, nuestro objetivo es hacer la revolución,
hacerla con tod@s l@s implicad@s, y no utilizar las insurrecciones para
objetivos autoritarios y vanguardistas. La revolución se hace con l@s viejit@s
del barrio que se levantan contra la incineradora que ha generado muerte y
tumores, con l@s colegas del trabajo, con l@s que asaltan supermercados porque
no pueden pagar aquello que necesitan, con quien incendia el pozo petrolífero
que está envenenando los acuíferos del poblado, etc. No sucederá en la Historia
que todas estas individualidades sean unánimemente anarquistas, quien espera
ese momento para dar fuego a la pólvora o está cieg@ ante la realidad o es un/a
cobarde! Ante todo debemos llevar a los momentos de revuelta un espíritu lo más
libertario y menos autoritario posible, y estar presentes en las organizaciones
que nacen de la base, en vez de crear la Santa Organización con objetivos
teórico-estratégicos a larguísimo plazo.”
(“Experimentemos la Anarquía”,
2008)
Tomemos después el primer
documento de la Federación Anarquista Informal:
“Para superar los límites de las
proyectualidades individuales y experimentar las potencialidades reales de la
organización informal, en nuestro caso la de una federación de grupos e
individuos de acción, hemos dado vida a la Federación Anarquista Informal.
Convencid@s de que solo una organización sin un centro de toma de decisiones, caótica
y al mismo tiempo horizontal, donde ningún grupo o experto imponga su propia
competencia, podrá satisfacer nuestra necesidad de libertad aquí y ahora.
Aspiramos a un instrumento organizativo que refleje en sí mismo la visión de
una sociedad anarquista por la que luchamos. Instrumento organizativo que por
lo tanto no sea una continuación ni copia de un partido armado de vieja
memoria, ni una organización dirigida a la captación de adept@s: un
instrumento, la organización informal, a usar para probar la eficacia, la
capacidad efectiva de aumentar la calidad y continuidad de la actividad
revolucionaria; instrumento organizativo de otra manera inútil y destinado a
autodisolverse. Conciliar organización y debate teórico/práctico con el
anonimato de grupos/individualidades es posible mediante un diálogo difuso a
través de las acciones: otr@s al aportar su específico discurso destructivo,
vehiculizan también otros mensajes independientemente de los daños materiales
(a través de la modalidad y medios empleados, objetivo, comunicación). Todo
esto con la certeza de que no será ciertamente una minoría, por armada que
esté, la que haga la revolución, pero decidid@s a no posponer nuestra
insurrección a la espera de que tod@s estén list@s: convencid@s, hoy como siempre,
de que la más simple acción directa contra las instituciones, comunica mejor
que miles de palabras.”
(Reivindicación del atentado al
presidente Prodi, 2003)
Al fin y al cabo se habla de
organización. Para finalizar con las citas una última sobre los medios de
comunicación:
“Una vida para el espectáculo
(nosotr@s y los media)
El uso y/o relación con los mass
media es desde hace años objeto de feroces discusiones dentro del movimiento y,
al margen de la sociología de pacotilla y de la hipocresía individual, trasluce
el temor a ser fagocitad@s por el monstruo. Los proyectos de “recuperación de
la disidencia” son centrales en las estrategias de represión utilizadas por el
régimen democrático, y son los propios medios los que fabrican héroes y
portavoces (ver el fenómeno antiglobalización, etc.). Ahí está el hecho de que
en cada celda de las cárceles italianas haya un televisor o circulen los
periódicos, así como el todopoderoso electrodoméstico reinando en (casi) todas
las casas, hospitales, locales públicos, etc. El paseo a través del vehículo
mediático (TV, carta impresa, Internet, etc.) es arriesgado pero inevitable.
Hay quien se vuelve pasiv@ frente a la censura o la manipulación, pero ante
estas fosas ardientes pasam@s tod@s, violent@s y no violent@s. Estamos segur@s
de que incluso el/la más dogmátic@ autor/a de anónimos está de acuerdo sobre el
hecho de que un cajero automático (atacado) adquiere mayor utilidad si quienes
al enterarse de ello, admirad@s imitan la acción al darse cuenta de que los
bancos son atacables y merecedores de ello, no son sólo los dos o tres clientes
madrugador@s y el/la emplead@ celos@. Preferimos que sean l@s compañer@s, con
la eficacia de sus propias acciones l@s que obliguen a la prensa a hablar, que
una estampa conmovedora de inocu@s y pintorésc@s manifestantes citad@s de
pasada en una condescendiente breve reseña de prensa.”
(Reivindicación del atentado
contra el festival de San Remo, 2004)
Esta a la vista de quien hoy,
incluid@s l@s amig@s de anarchaos, escupen a la cara a l@s periodistas que se
les acercan. Esto significa un uso táctico de la prensa, carajo! Mientras, hoy
domina una chulería antiperiodística que conduce a la persecución de l@s
compañer@s que se atreven a hablar con un/a mercenario de la pluma, aunque sólo
sean unas pocas palabras. Soy bastante viejita y recuerdo muy bien una rueda de
prensa de l@s compañer@s de anarquismo de los primeros años 90 en Roma, tras la
primera oleada de registros que después se conocerían como “operación Marini”.
Para ell@s la rueda de prensa era esencial para defenderse, no tenían tanta
repulsión iconoclasta contra la prensa.
III.
Como conclusión. En los límites
de la seguridad quisiera que l@s compañer@s me respondan sobre las cuestiones
teóricas de fondo que he intentado plantear. Mi deseo es que las organizaciones
revolucionarias no den pasos atrás. Que no reneguemos del gran descubrimiento
teórico de la informalidad como un hilo de la madeja de la contraposición entre
individualismo y organización. Que no se vuelva a la guerra entre
individualistas y organizador@s. Pero que si se unen tod@s en una organización
informal, donde, sin conocerse, en los límites del individualismo pero al mismo
tiempo a un paso de la organización (aunque elemental), que de verdad se
arriesgue a hacer daño al Estado y al Capital.
Saludos revolucionarios a quien
sufre en las cárceles. Saludos a quien arriesga la vida y la libertad en la
lucha. Independientemente de la crítica.
Escrito por Gineta Moriconi